martes, 14 de junio de 2011

OTRAS GRANDES PIONERAS DEL PSICOANALISIS

Melanie Klein


Melanie Reizes nació el 30 de marzo de 1882 en Viena. Su padre, Moriz Reizes, de familia judía ortodoxa, rompe con la tradición y se dedica a la medicina, en lugar de ser rabino como estaba planeado. Era un hombre culto que hablaba diez idiomas. A los treinta y siete años se divorció de su primera esposa, y tres años más tarde, conocería en Viena a Libussa Deutsch, que pertenecía a una familia culta de rabinos. La pareja se casó en 1875, estableciéndose en Deutsch-Krentz, donde nacieron Emilie, Emanuel, y Sidonie.
La familia se traslada entonces a Viena, donde nacerá en 1882, Melanie. Su padre se dedica a la odontología, y su madre abre un negocio de plantas que atenderá hasta 1907.
En 1886 muere Sidonie quien iniciara a Melanie en la lectura y las matemáticas, cuando la misma contaba con cuatro años. Cuando Melanie decide estudiar medicina, es su hermano Emanuel quien la apoya y prepara para su ingreso.
A los diecisiete años, Melanie se compromete con Arthur Stevan Klein, químico industrial de veintiún años, amigo de Emanuel. En esta época abandona la idea de estudiar medicina, y asiste a cursos de historia y arte en la Universidad de Viena.
A principios de 1900 muere su padre. En diciembre de 1902 muere Emmanuel en Génova.
El 31 de marzo de 1903, Melanie se casa con Arthur, y se establecen en Rosenberg (Hungría), en 1904, nace Melitta, en 1906 Hans. En 1907 se mudan a Kappitz, por el trabajo de Arthur. Melanie sufre un estado depresivo, por lo cual Arthur consigue su traslado a Budapest en 1910.
En1914 nace Erich. A fines de ese año muere la madre de Melanie, quien ejercía una fuerte influencia sobre ella, lo cual agrava su depresión.
Es entonces que inicia su tratamiento con Ferenczi, y comienza su interés por los escritos de Freud acerca de los sueños.
Arthur Klein y Ferenczi, ingresan al ejército austro-húngaro, y en 1916, Arthur regresa inválido de una pierna. Esto provoca grandes dificultades en el matrimonio.

Su relación con el psicoanálisis:
En 1918, Melanie asiste al quinto Congreso Psicoanalítico Internacional, que presidía Ferenczi, y en el cual Freud lee “Líneas de Avances en Terapias Psicológicas”. Este congreso impresionó a Melanie y la decidió a dedicarse al psicoanálisis.
Ferenczi la asigna como asistente de Antón von Freund, y en 1919 Melanie expone su primer trabajo sobre estudios realizados con niños, lo que le vale la aceptación de la Sociedad Psicoanalítica Húngara, que presidía Ferenczi.
La situación de los profesionales judíos en Budapest se vio afectada por la situación de posguerra y Arthur se trasladó a Suecia y obtuvo la ciudadanía. Melanie se trasladó con sus hijos a Eslovaquia a casa de sus suegros. En 1920 asiste al 6°Congreso Psicoanalítico Internacional en La Haya, y conoce a Kart Abraham, quien preside la Sociedad Psicoanalítica de Berlín y luego de leer sus trabajos con niños, la invita a trabajar en esa ciudad. Melanie se traslada con Erich. En 1921 se divorcia de Arthur. En 1922 se convierte en miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Berlín.
En 1924 inicia su análisis con Abraham y continúa hasta la muerte de éste en 1925. 1924 es un año muy productivo, sus trabajos acerca del análisis de niños son traducidos al inglés y llegan a la Sociedad Británica.
En 1925 dicta seis conferencias en Londres.
Luego de la muerte de Abraham, su posición es muy combatida. Un hecho que repercute desfavorablemente en la aceptación de su indagación sobre el inconsciente del niño, es el asesinato de H. Hug-Hellmuth, directora del Centro de Orientación Infantil de Viena, a manos de un familiar de dieciocho años, que había sido tratado con su técnica cuando era pequeño.
Klein en Inglaterra:
En setiembre de 1926, Klein deja Berlín y se traslada a Inglaterra, invitada por E. Jones para que analice a sus hijos y a su esposa, durante un año. En 1927 Ana Freud habla de la técnica de análisis infantil en oposición a Klein, ante la Sociedad de Berlín. Ese mismo año, Jones organiza en la Sociedad Británica un simposio sobre análisis infantil. La tensión entre Londres y Viena se ha establecido.

En 1932, se publica en Londres “El psicoanálisis de niños”, la obra más importante de un miembro de dicha sociedad hasta el momento. En 1933 su hija Melitta es aceptada como miembro pleno de la Sociedad Psicoanalítica Británica, y en unión con E. Glover, se opone a las teorías de su madre.
En 1934, muere Hans, hijo de Melanie que vivía con su padre, esto la afectó profundamente. En ese mismo año se nacionaliza inglesa.
Durante la guerra, hay una importante inmigración de psicoanalistas alemanes, y con ellos llega Freud, quien muere a poco de su llegada. Jones se retira y lo sucede Glover en la presidencia de la sociedad Británica, con lo cual se intensifican las polémicas.
En 1944 Melitta se va a Estados Unidos y nunca se reconciliará con su madre. Durante el congreso de 1949, se encuentran pero no se hablan. Es el momento en que los analistas norteamericanos toman el dominio de la Asociación Psicoanalítica Internacional. El1° de febrero de 1955 se funda la Asociación Melanie Klein. Es una época conflictiva, donde Klein cuenta con muchos opositores. Cuando Winnicott es electo presidente de la Sociedad Británica, Klein publica su trabajo “Envidia y gratitud” (1957). En 1958 muere Jones lo cual afecta a Klein. Su salud se resiente y se le detecta un cáncer de colon. Es operada en 1960, pero sufre complicaciones y muere en pocos días.

Anna Freud


Nació en Viena el 3 diciembre de 1895. Fue la sexta y última hija del matrimonio de Sigmund Freud y Martha Bernays. Su nacimiento encontró a su madre agotada física y mentalmente, lo que motivó que fuera confiada inmediatamente a los cuidados de la institutriz Josefine Cihlarz, una joven con la que mantuvo un vínculo privilegiado. Años más tarde, en una correspondencia a Eitingon, Anna se refirió a Josefine como "la relación más antigua y más genuina de mi niñez", y su vínculo con ella inspiraría sus posteriores conceptos de "madre psicológica" y los contenidos del artículo "Perder y ser perdido". Mantuvo una relación distante con su madre y sentimientos de gran ambivalencia con su hermana Sophie, la preferida de Martha y la más bonita de las hijas mujeres, condición que Anna trató de compensar con su desarrollo intelectual.
Anna fue apodada por su padre como "Annerl", y éste recuerda su nacimiento como el inicio de un bienestar económico debido al aumento de su trabajo clínico. También la apodó "Demonio Negro", por su carácter aventurero y díscolo dentro del medio familiar y de amigos, no comportándose así en público, donde fue reconocida como reservada y tímida. Uno de sus pasatiempos predilectos era el tejido, que, según recuerdan algunos de sus pacientes, también practicaba mientras atendía. En cuanto a su apariencia, adoptó como vestimenta el Dirnal, tradicional de su país, un ropaje largo y suelto que ocultaba su figura.
En 1912, al finalizar los estudios secundarios en el Liceo, fue enviada a Merano para descansar y recuperar la pérdida de peso, en vísperas del casamiento de Sophie, al que no asistió por sugerencia de su padre. Esta exclusión formó parte de los malestares y amarguras que ya venía sufriendo. Pasaba períodos de gran fatiga y hablaba de ello como "eso" que la hacía cansarse y "sentirse tonta". De esta manera, definía su recurrencia a las ensoñaciones diurnas e historias fantasiosas, cuestiones éstas que tratará en el trabajo Relación entre fantasías de flagelación y sueño diurno, con el que ingresara a la SOCIEDAD PSICOANALITICA DE VIENA en 1922.
En Anna primaban las identificaciones masculinas, no obstante lo cual tuvo varios pretendientes; sin embargo, todos fueron rechazados, unos por ella y otros por su padre, siendo Ernest Jones el más famoso de ellos. A los dieciocho años quedó como única hija en su hogar, acompañando a su padre, que ya tenía sesenta y cinco años y penaba por el alejamiento de sus hijos.
Ingresó al Profesorado de Educación Elemental, y ejerció la docencia hasta caer enferma de tuberculosis, tras lo cual abandonó la docencia en 1920.
Dos años antes, en 1918, había comenzado a analizarse con su propio padre, análisis que se mantuvo hasta 1922 con una frecuencia de seis sesiones semanales. Freud centró este análisis en las fantasías y ensueños de flagelación como inhibidores del trabajo intelectual.
Junto a S.Bernfeld, militante sionista y socialista, Anna apoyó la creación del Asilo e Instituto Baumgarten, para niños judíos huérfanos de guerra. Allí se formó un grupo dedicado a estudiar los problemas de aprendizaje y de psicología del niño, en el que participaron también Willie Hoffer y August Aichhorn. Este último ya tenía experiencia con niños y adolescentes y dejo en Anna huellas de su influencia.
En 1920, la familia Freud sufre la muerte de Sophie, víctima de una epidemia. Anna sobrelleva la pérdida de su gran rival, amada y envidiada, dedicándose al igual que su padre a un intenso trabajo, afianzándose su consagración al psicoanálisis. Recibió de Freud su reconocimiento cuando éste le otorgó uno de los anillos de oro grabado que poseían los miembros del COMITE DE LOS SIETE ANILLOS, grupo que frecuentaba ya desde los catorce años, cuando se le permitía asistir en silencio a las reuniones de los miércoles.
Su recorrido institucional se inicia en 1920 cuando asiste como invitada al primer congreso internacional de posguerra en La Haya. Dos años más tarde, a los veintisiete, ingresa a la SOCIEDAD PSICOANALITICA DE VIENA como psicoanalista de niños, pues la clínica con adultos era "vedada" a los profanos. En 1921 había conocido a Lou Andreas Salomé, psicoanalista de origen ruso que ocupa el lugar de "buena madre" y "madre analista", encontrando en ella una imagen femenina y maternal y una valiosa ayuda para la elaboración del citado trabajo sobre las fantasías de flagelación.
En 1923, ya declarada la enfermedad de Freud con su primera operación, decide no instalarse en Berlín y quedarse a su lado. Asiste a las recorridas por el Servicio de Psiquiatría del Centro Hospitalario Universitario de Viena, de Wagner Jauregg, conociendo allí a Heinz Hartmann. Esta experiencia hizo que retomara su análisis con Freud, siendo consciente de las dificultades que implicaba el "manejo de la transferencia". En otoño de 1925, ya finalizado el análisis con su padre, crea con Max Eitingon un vínculo cuasi-analítico que finaliza en 1930, debido a las resistencias de Anna a profundizar sobre la relación de fuerte apego a su padre. En esta época, Anna estaba inmersa en los conflictos de rivalidad con su madre por el cuidado de la salud de Freud.
Entre sus primeros pacientes se cuentan los hijos de Dorothy Burlingham, a quien la ligaría una relación profunda y compleja por el resto de su vida. Fue su compañera de viaje y de vida, y ejerció con los hijos de ella sus inclinaciones maternales. A pesar de las apariencias, no hay acuerdo entre sus biógrafos acerca del carácter homosexual activo de esta relación, pero Anna se disgustaba frente a los rumores que la señalaban como lesbiana.
En 1924 ocupa el lugar de Otto Rank en el comité, y en 1925 es designada secretaria del INSTITUTO PSICOANALITICO DE VIENA. Allí, impulsó la formación del Kinderseminar, un seminario de investigación sobre psicoanálisis aplicado a la pedagogía y destinado no sólo a psicoanalistas sino también a educadores y trabajadores sociales. En colaboración con otros profesionales del instituto, fueron creados algunos centros de reeducación, jardines de infantes, y la primera escuela para niños que fuera guiada conforme a los principios psicoanalíticos, dirigida por Eva Rosenfeld. Fueron, asimismo, consultados por el municipio de Viena para la orientación de niños con dificultades.
Colaboró en la "Zeitschrift fur Psychoanalitische Pedagogie", publicación dirigida por W.Hoffer, y en 1927 ocupa el cargo de secretaria de la ASOCIACION PSICOANALITICA INTERNACIONAL (IPA).
La única antecesora de Anna en Viena en la práctica del análisis infantil fue Hermine von Hug-Helmuth, maestra jubilada que poseía un doctorado en Filosofía. Pero en realidad su verdadera competidora habría de ser Melanie Klein. El simposio de Londres en 1927, patrocinado por Ernest Jones, es una fiel y clara exposición de las diferencias teóricas y técnicas que prevalecían entre ambas.
Freud fue un encarnado defensor de las posiciones adoptadas por Anna, y un detractor de las opiniones de Klein, quien en cambio sí recibío el apoyo de Abraham en primer lugar, y luego el de Jones.
Mientras Freud, en 1934, terminaba su primer borrador de "Moisés y la religión monoteísta", Anna iniciaba EL YO Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA, regalándole la primer edición a Freud al cumplir éste los ochenta años en 1936.
Un año más tarde se inaugura en Viena la guardería Jackson, patrocinada por la americana Edith Jackson, analizada de Freud. Este proyecto, dirigido por Anna, estaba destinado a niños menores de dos años, con el objetivo de informarse acerca de las primeras etapas de la vida a través de la observación directa. Los niños debían pertenecer a familias indigentes.
En 1933 había sido promulgada la ley antisemita, lo que dio origen al éxodo de psicoanalistas alemanes y austríacos, pero es recién en 1938 que la familia Freud decide partir de Viena, tras la invasión de las tropas de Hitler. Jones y Marie Bonaparte, junto a Dorothy Burlingham, organizaron la salida de la familia Freud hacia Inglaterra. Su casa ya había sido allanada en dos oportunidades, y Ana y Martín habían sido llevados por la Gestapo para ser interrogados. Ya en Londres, Anna se ocupó con exclusividad del cuidado de la salud de su padre, quien luchaba contra el cáncer.
Al morir éste, Anna enfrenta el duelo trabajando arduamente; organiza entre 1940 y 1942 varias residencias para niños evacuados y refugiados, siendo la guardería Hampstead, que funcionaba en la HAMPSTEAD CLINIC de Londres, la más destacada.
El clima de la SOCIEDAD BRITANICA DE PSICOANALISIS se enrareció con la llegada de los analistas vieneses. Jones, fundador de la misma y protector de M.Klein, se hallaba tironeado por ambas partes, resolviendo tal contradicción con su retiro. Tras la muerte del padre del psicoanálisis, se estableció la lucha por definir cuál de las dos corrientes sería proclamada su heredera.
Anna fue miembro del Consejo Ejecutivo de la IPAen la década de 1950, pero su mayor interés se manifestó en la década del 60 en torno a la capacitación para el psicoanálisis infantil.
A partir de 1963, empezó a delegar la dirección de la HAMPSTEAD CLINIC. Estaba preparando su vejez, siempre junto a Dorothy, con quien realizó numerosos viajes. Su principal preocupación se centraba en el futuro de la clínica, y si bien delegaba funciones, nunca lo hacía totalmente.
En 1971 se realiza el Congreso Internacional en Viena, donde se inaugura el museo en el viejo departamento de Bergasse 19. Anna ya tenía setenta y cinco años, y mantenía la esperanza de que en esa oportunidad la IPA aprobara y reconociera oficialmente la formación de los psicoanalistas de niños en la HAMPSTEAD CLINIC. Pero Leo Rangell, entonces presidente, deseaba un congreso en paz y mocionó para que tal debate se pospusiera para el próximo congreso, y para que la HAMPSTEAD CLINIC fuera aceptada como grupo de estudio. La SOCIEDAD BRITANICA DE PSICOANALISIS temía que la clínica de Anna se convirtiera en una sociedad paralela. Anna presentó entonces su renuncia a la IPA y a Rangell, quien le ofreció el cargo de presidenta honoraria. A partir de 1976, Anna delegó la dirección de la clínica.
Dictó clases en la Facultad de Derecho de Yale, y mantuvo con sus alumnos una relación libre y placentera. Esta experiencia fue recogida en tres volúmenes sobre el niño y el derecho, en coautoría con Goldstein y Solnit.
En 1975 su salud se vio afectada, sin poder llegarse a un diagnóstico preciso. Fue tratada por una anemia, y requirió internaciones periódicas. Durante este tiempo se dedicó a la refutación y desacreditación de teóricos posfreudianos y biógrafos no autorizados, con la ayuda de K. Eissler. También recibió los doctorados honorarios que le confirieron las universidades de Viena, Columbia, Harvard y Franckfort.
Su compañera de siempre, Dorothy, falleció en 1979 a los ochenta y ocho años, hecho que la deprimió sensiblemente. Al año siguiente, y al igual que su padre, encontró compañía en una perrita de raza china, a la que llamó Jo-Fi, el mismo nombre que Dorothy puso a un perro que le regaló a Freud.
Alice Colonna, una ex-analizada de Anna, y Manna Friedman fueron quienes la acompañaron durante sus últimos tiempos. En 1982 padeció un ataque cerebral que afectó su motricidad y habla, no así su lucidez mental. Un año antes, había asistido por última vez a un simposio de la clínica, presentando un trabajo sobre patogénesis.
A partir del ataque su estado físico era realmente penoso, y sólo podía ser paseada en silla de ruedas, usando un viejo sobretodo de su padre.
Muríó mientras dormía en la madrugada del 9 de octubre de 1982.
Resulta oportuno, como cierre de esta biografía, citar algunas interesantes definiciones acerca del papel que Anna Freud desempenó en la historia del psicoanálisis.
La primera de ellas parte de su padre, Sigmund Freud, al llamarla Anna Antígona. Cabe recordar que Antígona, en la obra de Sófocles, es la hija de Edipo, a quien guía, tras su ceguera, errante por Grecia hasta su muerte.
 Ernest Jones, quien mantuvo una relación ambivalente con Anna, se unía a ella en lo político institucional pero se le oponía en lo teórico: Tiene usted el don de escribir ordenadamente y sin forzar la organización del material. Me gustaría hacer la reseña del libro, escribe Jones refiriéndose a la publicación de EL YO Y LOS MECANISMOS DE DEFENSA. Y en relación al mismo, a manera de crítica, lamenta que (...) interrumpa su viaje investigador hacia las profundidades donde hubiera deseado mayor iluminación.
Phyllis Grosskurt, en su libro MELANIE KLEIN, ilustra el desempeño de Anna así: Anna Freud era una expositora de las ideas de su padre, pero sólo de aquellas que podían examinarse en lugares claramente iluminados y bien aireados.
Por último, Elizabeth Young-Bruehl, en su biografía de Anna Freud, dice: (...) era la madre del psicoanálisis, y a ella pasó la responsabilidad de preservar su espíritu, de velar por su futuro (...) celosa del psicoanálisis, llegó a ser no sólo la sucesora de su padre por derecho propio, con sus contribuciones teóricas y clínicas de exacto sentido científico, sino también una mujer cuya vida fue por entero psicoanalítica.

lunes, 6 de junio de 2011

ESQUEMA DEL PSICOANALISIS

Teorias Instintivas

*Líbido( Energia sexual) - Instintos parciales.
*Eros - Tánatos.
*Instintos - Pulsión.

Freud hablo de las zonas erógenas, donde se ubica la libido (energía sexual) las cuales las organiza por fases:

- Oral: 0 a2 años (boca)
-Anal: 2 a 4 años (también llamada sádico anal)
-Fálica: 5 a 7 años (pene) en esta etapa se da el periodo de latencia
-Genital

En la etapa fálica es donde se ubica el complejo de Edipo que consiste en que el niño no se identifica con el papá sino que lo hace con su mamá y no se da el proceso normal en el cual el niño se representa con el padre y busca una pareja mujer. En el caso de las niñas se le llama complejo de Electra en el cual la niña debe identificarse con la madre.

Aparato Psiquico

  • Punto de vista estructural
 Yo
-Principio de realidad.
-Mediador.
-Voluntario.
-Evita - Enfrenta.
-Modifica (El mundo exterior)

Superyó
-Pasado cultural.
-Influencias familiares,raciales,populares,culturales,etc.
-Influencias recibidas de otros.

Ello
-Principio del placer.
-Heredado( Congénitamente dado).
-Establecido, surgido de la organización somática.
-Pasado genético ( Halla una expresión psiquica).



  • Punto de vista topográfico
 

  • Punto de vista dinámico


Siempre va estar en conflicto el ello, yo y superyó.
El inconsciente está gobernado por procesos primarios que se caracterizan por:

-No hay lógica
-No opera el principio de contradicción
-No se da el principio de realidad
-Ideación, imaginación
-Prima lo visual
-Senso- percepción

En el consciente y preconsciente se encuentran los procesos secundarios que se caracterizan por:

-Hay principio de realidad
-Pensamiento lógico, lenguaje
-Inteligencia, raciocinio
-Principio de no contradicción

Interpretacion De Los Sueños



En la práctica psicoanalítica se usa la interpretación de sueños como una forma de descifrar el inconsciente, Freud dice que los sueños son el camino al inconsciente.

Para la interpretación de sueños hay que tener en cuenta el contenido del mismo, y diferenciar entre el contenido manifiesto (lo que ve en el sueño, lo cual se encuentra deformado por el yo) y el contenido latente (lo que significa el sueño)

El yo utiliza dos mecanismos de defensa para deformar el sueño los cuales son:

·         Condensacion:unir una cosa con otra (ej: las sirenas, se une una mujer con un pez)
·         Desplazamiento: quitar un elemento por otro

Mecanismos De Defensa



El yo usa otros mecanismos de defensa que son:

LA REPRESIÓN: Alejar violentamente de la conciencia experiencias dolorosas o vergonzantes. Se rechazan, porque son considerados peligrosos, no sólo los impulsos sino también los recuerdos, las fantasías, los deseos que están conectados con esos impulso prohibidos, es lo que debe ser ignorado es decir reprimido.

Es como olvidar algo, pero olvido sin conciencia de olvido, porque el individuo puede olvidar algo y sabe que se ha olvidado de algo.

LA REGRESIÓN: La regresión es algo que está implícito en el desarrollo. La maduración de una personalidad es un proceso que gradualmente se va cumpliendo, a través de etapas, pero la etapa a la que se ha llegado no implica la superación total de la anterior, la etapa actual está como incorporada a las anteriores y las posteriores sobre ésta.

FORMACIÓN REACTIVA: Consiste en el desarrollo de actitudes o rasgos de carácter exactamente opuestos a los que el sujeto necesita negar en él.
Si un sujeto vive inconscientemente pulsiones muy crueles, lo que puede aparecer es una conducta excesivamente compasiva. El rasgo de una formación reactiva es la exageración.

RACIONALIZACIÓN: Proceso por el que se justifica una conducta o pensamiento mediante razones que no son las verdaderas, sin que él que lo realiza sea consciente de ello. Dar justificaciones "buenas" o socialmente válidas de nuestro comportamiento en lugar de verdaderas razones.
Te lo dije porque" soy sincero", lo que oculta es su necesidad de agredir al prójimo, la agresión que el individuo no asume como motivación principal, en la medida en que puede disfrazarla de sinceridad, le permite la descarga y una explicación tranquila de lo que está haciendo.

PROYECCIÓN: Es el mecanismo paralelo a la proyección, el yo del sujeto va a recibir como propio de él, algo que en verdad pertenece a otro. El resultado de la introyección es la identificación. El objeto introyectado es como si se incorporara al yo del sujeto y va a formar parte de él.
Tanto identificación, regresión y sublimación son conductas o comportamientos psíquicos que pueden funcionar en determinadas situaciones como mecanismos de defensa.

SUBLIMACIÓN: Cuando una necesidad instintiva no puede ser aceptada por el yo, éstas pueden ser modificadas para hacerlas socialmente aceptables.
La pulsión se sublima cuando es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados. Las pulsiones desexualizadas buscan fines culturales que pueden ser artísticos o científicos, oficio, industria, trabajo, etc.

DESPLAZAMIENTO: Consiste en cambiar el objetivo de un impulso, esto suele suceder porque el blanco elegido resulta amenazador y al cambiarlo se reduce la ansiedad. Por ejemplo la estudiante que está furiosa con un profesor y descarga su agresividad sobre su comprensivo novio evitando la ansiedad que surgiría si atacase realmente al profesor.

NEGACIÓN: Es un mecanismo de defensa relativamente simple, es negarse a creer que el acontecimiento amenazante o aversivo ocurrió o que la condición existe. Un ejemplo es la madre que se niega a admitir que su hijo murió en combate y sigue actuando como si estuviera vivo.

CONDENSACIÓN: Es un mecanismo por el cual, elementos del inconsciente se reúnen en una sola imagen u objeto. Consiste en la concentración de varios significados en un único símbolo.

DISOCIACIÓN: Cuando los diversos componentes de la personalidad no están bien integrados, por medio de la disociación se elimina una parte de la personalidad que es fuente de inquietud emocional, así se logra que algunos aspectos o actividades escapen al control de la persona, se separen de la conciencia normal, y ya segregados, funcione como un todo unitario.

viernes, 3 de junio de 2011

FREUD Y SU TEORIA DE ANALISIS DE LOS SUEÑOS


Sigmund Freud fue sin duda uno de las personas más influyentes dentro del desarrollo del pensamiento durante el siglo XX. Su teoría que nuestras mentes guardan recuerdos y emociones en nuestro subconsciente transformó la forma en la que los humanos estudiaban la mente humana.
Freud decía que a lo largo de la historia, hubo tres grandes humillaciones. El descubrimiento de Galileo que no somos el centro del Universo; el descubrimiento de Darwin que no somos la corona de la creación; y su propio descubrimiento que no controlamos nuestra propia mente.
La tendencia de terapias que utilizan la existencia de dificultades en la infancia o emociones reprimidas para explicar problemas emocionales actuales empieza con Freud.
Uno de los descubrimientos más importantes de Freud es que las emociones enterradas en la superficie subconsciente suben a la superficie consciente durante los sueños, y que recordar fragmentos de los sueños pueden ayudar a destapar las emociones y los recuerdos enterrados.
A lo largo de su obra más conocida, La Interpretación de los Sueños, Freud utiliza sus propios sueños como ejemplos para demostrar su teoría sobre la psicología de los sueños. Freud distingue entre el contenido del sueño "manifiesto" o el sueño experimentado al nivel de la superficie, y los "pensamientos de sueño latentes", no conscientes que se expresan a través del lenguaje especial de los sueños.
Freud mantiene que todos los sueños representan la realización de un deseo por parte del soñador, incluso los sueños tipo pesadilla. Hay sueños negativos de deseos, donde lo que aparece es el incumplimiento de un deseo. Para esto se dan varias explicaciones, entre las cuales está la satisfacción de una tendencia masoquista. No obstante sigue en pie la conclusión general de Freud: los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos. Según su teoría, la "censura" de los sueños producen una distorsión de su contenido. Así que lo que puede parecer ser un conjunto de imágenes soñados sin sentido puede, a través del análisis y del método "descifrador", ser demostrado ser un conjunto de ideas coherentes. Freud propone que al valor del análisis de los sueños se radica en la revelación de la actividad subconsciente de la mente.
La teoría de interpretación de los sueños de Freud representa las primeras teorías de este con relación a la naturaleza de la psicología de sueños inconscientes, la importancia de las experiencias de la infancia, el lenguaje "hieroglífico" de los sueños y el método que el llama "psicoanálisis"

Freud considera que todo sueño es interpretable, es decir, puede encontrarse su sentido. La labor de interpretar no recae sobre todo el sueño en su conjunto sino sobre sus partes componentes basándose en una especie de libro de los sueños, donde cada cosa soñada significa tal otra cosa en forma rígida, sin considerar la peculiaridad de cada sujeto. Primero se descompone el relato en partes, y recién al final surge la interpretación final o global, en la cual se nos revela el sueño como una realización de deseos.
El sueño no es meramente actividad somática: es un acabado fenómeno psíquico de realización de deseos, y por tanto debe ser incluido en el conjunto de los actos comprensibles (no incomprensibles) de nuestra vida despierta, constituyendo el resultado de una actividad intelectual altamente complicada.
El deseo aparece disfrazado en el aspecto manifiesto del sueño, en lo efectivamente soñado, proceso denominado 'deformación onírica'. Freud se pregunta porqué tiene que haber una deformación, ya que podría haber ocurrido que el sueño expresara el deseo en forma directa, sin deformación. Esta deformación es intencional y se debe a la censura que el sujeto ejerce contra la libre expresión de deseos, por encontrarlos censurables por algún motivo.

¿QUE ES Y PARA QUE SIRVE EL PSICOANALISIS?



Con frecuencia se nos pregunta qué relación guarda el psicoanálisis con la psiquiatría y con la psicología, o si en el fondo no son la misma cosa. Para resolver esta duda, digamos en primer lugar que el psicoanálisis es un tipo especial de psicología, y que posee una identidad propia que lo diferencia por completo de otras disciplinas con nombres parecidos. Pero detengámonos un poco a ver cómo es esto.
La palabra psicoanálisis fue acuñada por el conocido médico y pensador austriaco Sigmund Freud (1856-1939). Con ella se refería a un método creado por él para el estudio y tratamiento de un amplio grupo de padecimientos que la medicina de su época conocía como neurosis. Las famosas neurosis eran una especie de “basurero” conceptual de la medicina en el cual eran arrojados sin miramientos todos aquellos enfermos que sufrían de ciertos síntomas que parecían tener su origen en el sistema nervioso, pero sin que fuera posible encontrar evidencia de ello ni en el ser vivo ni en su cadáver. En resumidas cuentas, la causa de las neurosis se atribuía a una supuesta “degeneración cerebral” que nunca se logró demostrar.

Los padecimientos neuróticos más comunes eran la histeria (caracterizada por trastornos como la “personalidad múltiple” y por alteraciones de distintas funciones nerviosas, como ceguera o parálisis); las fobias (temores irracionales, por ejemplo a algún animal o a salir a la calle); y las obsesiones (pensamientos torturantes y absurdos, pero imposibles de quitar de la cabeza).
Pues bien, impulsado por un deseo de aliviar el sufrimiento de sus pacientes, pero sobre todo por un apetito de saber, Freud se dio cuenta, de manera gradual y en buena medida por casualidad, de que con escuchar de manera atenta y desprejuiciada al enfermo era posible no solamente librarlo de sus síntomas neuróticos, sino también comprender las causas de los mismos. Por razones de espacio, no es éste el lugar para describir con pormenores cómo llegó el fundador del psicoanálisis a diseñar el método que aún hoy practicamos. Por ahora, baste con decir que mediante él pudo establecer que el síntoma neurótico era un producto mental, un fenómeno psíquico, y no la consecuencia de una anomalía cerebral.
Freud descubrió que la base del síntoma neurótico era un deseo, un impulso instintivo teñido de elementos sexuales y agresivos, generalmente originado en la infancia, del cual ni el paciente ni ninguna otra persona tenían la menor noticia. Más aún, el investigador pudo averiguar la razón de tal desconocimiento: dichos impulsos debían ser reprimidos, es decir, excluidos de la conciencia y de la actividad normal, porque el tomar conocimiento de ellos pondría al individuo en contradicción con otros aspectos de su personalidad y con la cultura misma.
Por ejemplo, Freud supo del caso de un niño de cinco años que no podía salir a la calle por temor a que lo mordiera un caballo. Hablando con el padre del niño, logró averiguar que en la figura del caballo se depositaban los intensos y confusos sentimientos del pequeño enfermo respecto de su progenitor: amor y admiración por un lado; odio, rivalidad por el amor de la madre y miedo por el otro. Así pues, el niño podía mantener el amor hacia su padre y, al mismo tiempo, seguir acariciando la ilusión de la posesión exclusiva de su madre mediante el desplazamiento hacia el caballo de los sentimientos hostiles y del temor de ser castrado por el padre, a quien dicho animal representaba en su inconsciente. De esa manera, se defendía de la angustia refiriéndola a algo de lo que podía huir, como era el caballo. Como se ve, el síntoma era una especie de solución de compromiso entre una serie de impulsos que seguían reclamando su satisfacción y un conjunto de fuerzas defensivas que se les oponían.
Por el análisis de muchos casos como el mencionado, Freud llegó a la conclusión general de que los seres humanos, tanto los neuróticos como los “normales”, eran gobernados por impulsos y procesos mentales de los cuales ni ellos mismos tenían idea, porque tal conocimiento los pondría en una situación de angustia y de conflicto consigo mismos y con el entorno cultural. Fue así como estableció el concepto más importante del psicoanálisis y base de nuestro quehacer: el del inconsciente dinámico o reprimido.
Como si con lo anterior no bastara, Freud diseñó un método para el estudio de los sueños que despejó toda duda acerca de la importancia de los mismos. La aplicación sistemática de dicho método ha demostrado que los sueños no solamente tienen sentido, sino que su comprensión nos señala el “camino real” para el conocimiento del inconsciente.
En conclusión, el psicoanálisis nos enseña que no somos dueños ni de nosotros mismos, puesto que nos gobiernan tendencias y procesos que normalmente no podemos ni queremos conocer. No resulta extraño que esta idea hiera hondamente la vanidad del hombre moderno, tan pagado de sí mismo, de su poder y de su racionalidad.
Ahora bien, y aunque debe quedar perfectamente claro que solamente puede llamarse psicoanálisis al método creado por Freud para el estudio del inconsciente, es mucho lo que esta disciplina ha avanzado a lo largo de los más de cien años transcurridos desde la publicación de los primeros trabajos psicoanalíticos de su fundador. Las investigaciones de las generaciones analíticas posteriores a Freud han posibilitado un conocimiento más profundo y sutil del psiquismo inconsciente, conocimiento que ha permitido llevar los beneficios del psicoanálisis a muchas más personas.
Son dignas de especial mención las figuras de Anna Freud (1895-1982) y Melanie Klein (1882-1960). Ellas demostraron que el psicoanálisis podía ser empleado en los niños y desarrollaron técnicas especiales para ello, basadas en el juego. La primera desarrolló las teorías de su padre sobre la estructura de la personalidad, mientras que la última se interesó especialmente por el estudio de las que llamó ansiedades tempranas, cuya comprensión permitió ayudar mediante el psicoanálisis a enfermos mentales graves, tales como los esquizofrénicos.
Otros investigadores, entre los que podemos destacar a Donald Winnicott (1896-1971), estudiaron detenidamente la relación temprana madre-bebé y subrayaron la importancia de sus perturbaciones como factor causante de muchos trastornos emocionales. Por otra parte, nos hicieron comprender que el aparato psíquico sólo podía ser entendido como función de una relación, concepto que ha tenido un papel decisivo en los desarrollos ulteriores del psicoanálisis.
Esto último nos lleva a plantearnos la cuestión de cómo funciona y para qué sirve el psicoanálisis. Como primera medida, lo que hace el analista es poner a disposición del paciente una serie de habitualidades de tiempo y espacio que permiten que entre ambos se establezca una relación muy especial y diferente de cualquier otra. Ahora bien, estas habitualidades pueden considerarse como la cara exterior de la particular actitud del analista, que se caracteriza por ser receptiva, acogedora y comprensiva. El analista evita invadir la relación con sus prejuicios morales, religiosos, políticos, etc.
Esta relación, en la que el analista muestra muy poco de su individualidad, le permite al paciente utilizarlo como “pantalla de proyección” de su sistema de ansiedades y modelos inconscientes de relación. Merced a su capacidad de ponerse en contacto con su propio inconsciente y de someter a un “metabolismo psicológico” lo aportado por el paciente a la relación, el analista puede convertir esto en un tipo especial de conocimiento y luego transmitírselo al paciente de manera que éste pueda tolerarlo y utilizarlo. Gracias a esto el analizando puede verse a sí mismo en su relación con el analista bajo una nueva luz, lo cual confiere un sentido a los sufrimientos que lo llevaron a pedir ayuda. Por otra parte, la relación analítica obra como un modelo que, al ser interiorizado, modifica todo el sistema de relaciones del paciente.
En síntesis, el psicoanálisis ha probado ser un método de gran utilidad para la comprensión y tratamiento de los sufrimientos generados por trastornos como las neurosis y psicosis, además de muchas otras alteraciones de la vida sexual, de las relaciones interpersonales, trastornos de la personalidad y el carácter, reacciones situacionales, etc. Así pues, sólo nos queda añadir que la única forma de saber qué tan buena es la experiencia analítica consiste en pasar por ella.

miércoles, 1 de junio de 2011

SIGMUND FREUD PADRE DEL PSICOANALISIS


   SIGMUND FREUD
 

Freud nació en Freiberg (actual Príbor, República Checa), el 6 de mayo de 1856 y se educó en la Universidad de Viena. Cuando apenas tenía tres años, su familia, huyendo de los disturbios antisemitas que entonces se producían en Freiberg, se trasladó a Leipzig. Poco tiempo después, la familia se instaló en Viena, donde Freud residió la mayor parte de su vida.
Aunque su ambición desde niño había sido dedicarse al ejercicio del derecho, Freud se decidió a estudiar medicina justo antes de entrar en la Universidad de Viena en 1873. Inspirado por las investigaciones científicas del poeta alemán Goethe, sintió un vehemente deseo de estudiar ciencias naturales y de resolver alguno de los retos que en aquel momento afrontaban los investigadores de su tiempo.
Ya durante el tercer curso, Freud comenzó a investigar sobre el sistema nervioso central de los invertebrados, en el laboratorio de fisiología que dirigía el médico alemán Ernst Wilhelm von Brücke. Estas investigaciones neurológicas fueron tan absorbentes que Freud descuidó sus obligaciones académicas, permaneciendo en la facultad tres años más de lo habitual antes de obtener su licenciatura en Medicina.
En 1881, después de cumplir un año de servicio militar obligatorio, finalizó su licenciatura. Sin embargo, no quiso abandonar el trabajo experimental y permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de fisiología. En 1883, presionado por Brücke, abandonó de mala gana la investigación teórica para adquirir alguna experiencia práctica.
Así, Freud estuvo tres años en el Hospital General de Viena, dedicándose sucesivamente a la psiquiatría, la dermatología y los trastornos nerviosos. En 1885, tras su designación como profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad de Viena, dejó su trabajo en el hospital. A finales del mismo año, recibiría una beca del gobierno para estudiar en París diecinueve semanas junto al neurólogo Jean Charcot, que a la sazón trabajaba en el tratamiento de ciertos transtornos mentales mediante la hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière del que era director. Los estudios de Freud con Charcot, centrados en la histeria, encauzarían definitivamente sus intereses hacia la psicopatología, el estudio científico de los trastornos mentales.
En 1886 Freud se estableció como médico privado en Viena, especializándose en los trastornos nerviosos. Sufrió una fuerte oposición de la clase médica vienesa por su defensa del punto de vista de Charcot sobre la histeria y el uso de la hipnosis, entonces considerados como enfoques poco ortodoxos. El enfrentamiento resultante retrasó la aceptación de sus hallazgos posteriores sobre el origen de las neurosis.

Los comienzos del psicoanálisis
El primer trabajo publicado de Freud sobre psicopatología, Sobre la afasia, apareció en 1891; era un estudio de este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se pierde como consecuencia de una enfermedad orgánica en el cerebro. Su último trabajo sobre neurología, el artículo, ‘Parálisis cerebrales infantiles’, fue escrito para una enciclopedia en 1897 sólo por la insistencia del editor, porque en aquel momento Freud estaba más ocupado en las explicaciones psicológicas de las enfermedades mentales que en las fisiológicas. Sus trabajos posteriores se inscriben enteramente en ese terreno, que él mismo había bautizado como psicoanálisis en 1896.
Esta nueva orientación de Freud se dio a conocer por vez primera en su trabajo Estudios sobre la histeria (1893 ), elaborado en colaboración con el médico vienés Josef Breuer, que dos años después se publicaría con mayor extensión. Se consideraban los síntomas de la histeria como manifestaciones de energía emocional no descargada, asociada con traumas psíquicos olvidados. El procedimiento terapeútico consistía en sumir al paciente en un estado hipnótico, para forzarle a recordar y revivir la experiencia traumática origen del trastorno, con lo que se descargarían por catarsis las emociones causantes de los síntomas. La publicación de esta obra marcó el comienzo de la teoría psicoanalítica, formulada sobre la base de las observaciones clínicas.
Durante el periodo de 1895 a 1900, Freud desarrolló muchos de los conceptos posteriormente incorporados tanto a la práctica como a la doctrina psicoanalítica. Poco después de la publicación de los estudios sobre la histeria, Freud abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento catártico, para reemplazarlo por la investigación del curso espontáneo de pensamientos del paciente —llamado asociación libre—, como método idóneo para comprender los procesos mentales inconscientes que están en la raíz de los trastornos neuróticos.
En sus observaciones clínicas, Freud halló evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la resistencia, describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos dolorosos o traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente contra la accesibilidad a la consciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se deriva.
Freud propuso seguir el curso de los procesos inconscientes, usando las asociaciones libres del paciente como guía para interpretar los sueños y los lapsus en el lenguaje (además de chistes, actos fallidos, etc). Mediante el análisis de los sueños llegó a sus teorías sobre la sexualidad infantil y el complejo de Edipo, que explicaría el apego del niño al progenitor del sexo contrario, junto con los sentimientos hostiles hacia el del propio sexo (considerado —en principio— un rival). Estos planteamientos, que hacían hincapié en la base biológica del comportamiento humano —particularmente el sexo y la agresividad—, fueron muy controvertidos.
En estos años, desarrolló también la teoría de la transferencia, proceso por el que las actitudes emocionales, establecidas originalmente hacia las figuras de los padres durante la infancia, son transferidas en la vida adulta a otros personajes (maestros, autoridades, jefes, el propio psicoanalista, etc). El final de este periodo viene marcado por la aparición de su obra más importante, La interpretación de los sueños (1900 primera edición, que posteriormente el mismo Freud ampliaría). En ella analiza (además de algunos sueños de sus pacientes, amigos, hijos, e incluso de personajes famosos) muchos de sus propios sueños, registrados durante tres años de autoanálisis iniciados en 1897. Este trabajo expone todos los conceptos fundamentales en que se asientan la teoría y la técnica psicoanalítica.
En 1902 Freud fue nombrado profesor titular de la Universidad de Viena. Este honor no era, sin embargo, debido al reconocimiento de sus aportaciones, sino como resultado de los esfuerzos de un paciente con influencias. El mundo médico todavía contemplaba su trabajo con hostilidad, y sus siguientes escritos, Psicopatología de la vida cotidiana (1904) y Tres ensayos para una teoría sexual (1905), no hicieron más que aumentar este antagonismo. Como consecuencia, Freud continuó trabajando virtualmente solo, en lo que él mismo denominó "una espléndida soledad ".
Sin embargo, hacia 1906, Freud contaba ya con un reducido número de alumnos y seguidores destacando los psiquiatras austriacos William Stekel y Alfred Adler,el psicólogo austriaco Otto Rank, el psiquiatra estadounidense Abraham Brill, y los psiquiatras suizos Eugen Bleuler y Carl Jung, además del húngaro Sándor Ferenczi, que se unió al grupo en 1908.
Reconocimiento internacional
El creciente reconocimiento del movimiento psicoanalítico hizo posible crear en 1910 una organización de ámbito mundial denominada Asociación Psicoanalítica Internacional. Mientras el movimiento se extendía, ganando adeptos en Europa y Estados Unidos, Freud estaba preocupado por las disensiones aparecidas entre los componentes de su círculo original, sobre todo las de Adler y Jung, cada uno de los cuales desarrolló una base teórica diferente en desacuerdo con la tesis de Freud sobre el origen sexual de las neurosis. Freud se enfrentó a estas posturas desarrollando sus conceptos básicos y sus puntos de vista en publicaciones y conferencias.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, Freud abandonó casi la observación clínica y se concentró en la aplicación de sus teorías a la interpretación psicoanalítica de fenómenos sociales, como la religión, la mitología, el arte, la literatura, el orden social o la propia guerra. En 1923 se le detectó un cáncer en la mandíbula que precisó de un tratamiento constante y doloroso, por el que tuvo que someterse a varias operaciones quirúrgicas. A pesar de estos sufrimientos, continuó su actividad durante los dieciseis años siguientes, escribiendo principalmente sobre asuntos filosóficos o culturales. Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, Freud se trasladó con su familia a Londres, donde falleció el 23 de septiembre de 1939.
La principal contribución de Freud fue la creación de un enfoque radicalmente nuevo en la comprensión de la personalidad humana, al demostrar la existencia y poder de lo inconsciente. Además, fundó una nueva disciplina médica y formuló procedimientos terapeúticos básicos que, más o menos modificados aún se aplican, en el tratamiento mediante psicoterapia de las neurosis (y, parcialmente, de las psicosis). Aunque nunca conoció en vida un reconocimiento unánime, y ha sido a menudo cuestionado desde entonces, Freud es indudablemente uno de los grandes pensadores del mundo contemporáneo.
Entre otros de sus trabajos habría que destacar Tótem y Tabú (1913), Más allá del principio del placer (1920), Psicología de masas (1920), El yo y el ello (1923), El malestar en la cultura (1930), El porvenir de una ilusión (1927), Introducción al psicoanálisis (1933), y Moisés y el monoteísmo (1939).